Como una exhalación, el pasado irrumpe en nuestras vidas de manera brutal en las ocasiones más insospechadas, sin dar margen siquiera a la sorpresa y haciendo inevitable el trágico desenlace. En esos momentos las consecuencias pueden ser catastróficas y solo vale mantener la cordura con su correspondiente sangre fría para evitar el desastre. Eso mismo ocurre en la vida de Pau cuando el pasado que creía olvidado regresa a su presente en forma de reunión de antiguos alumnos acompañado de viejos amores, amistades, recuerdos y, por supuesto, cuestiones todavía por resolver. Además, este reencuentro servirá para poder hacer inventario de todos esos sueños, promesas y esperanzas que nunca se llegaron a cumplir, es decir, todo lo que no fue y pudo haber sido.

En este caso, a raíz del reencuentro después de muchos años, Pau y Eric, dos grandes amigos de juventud, intentan retomar su relación y, aunque al principio todo parece ir como la seda, poco a poco nos iremos dando cuenta de que muchos de los protagonistas de la novela arrastran viejos fantasmas del pasado que enturbiarán su vida actual. En lo que a la trama se refiere, todo girará en torno a la relación de estos dos grandes amigos a partir de la cual irán desarrollándose muchas otras que harán más complejo si cabe este galimatías de voluntades y deseos que, por si fuera poco, nos permitirá ir descubriendo el pasado oscuro de este grupo de amigos.

 

Hormigas en la playa es una historia de obsesiones, una novela oscura en la que nada es lo que parece y tras la que se esconden infinidad de secretos que iremos descubriendo conforme avancemos en la lectura. Una travesía en la que se ponen negro sobre blanco muchos de los miedos, inseguridades y frustraciones de las personas.

 

Con una trama bien estructurada y cerrada con solvencia, en el apartado técnico, podemos decir que la obra que tenemos en nuestras manos tiene un estilo depurado y fluido que hace la lectura accesible a cualquier tipo de lector.