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‘Hormigas en la playa’ es una novela difícil de definir, porque responde a pocos de los cánones literarios modernos (y mucho menos de los clásicos). Sí, se trata de una novela actual, muy urbana, cuya trama principal se desarrolla en una Barcelona hermosa pero que se muestra carente de cálidez. Es una ciudad fría, oscura, como una jaula. Aquella jaula que uno mismo se construye alrededor, se encarcela hasta ahogarse.

La historia comienza de forma directa. Una cena de viejos alumnos para reencontrarse y rememorar el pasado, muy pasado ya. Los viejos fantasmas de la juventud aparecen. Pau, el protagonista, vuelve a ver a Esther, un amor roto por un trágico accidente; y a Eric, que había sido su amigo inesperable durante su época estudiantil. Hay tensión vibrante entre los tres, pero esta tensión no es sentida por sus tres vértices de la misma manera. Y no, no os preocupéis, no se trata del típico triángulo amoroso. Nada es típico en la novela de Rafa Moya.

Pau, que tiene una vida anodina pero cómoda, casado, con una hija y un trabajo que no le despierta verdadero interés, ve como se le abre un nuevo mundo ante Eric que lo merodea con una insistencia extraña. Además, los pensamientos y recuerdos de Esther lo martillean y desea quedar a solas con ella para hablar y acercarse. Eric, el co-protagonista, que cuenta con medios económicos suficientes para residir en Barcelona sin necesidad de regresar a Berlín donde trabaja, busca desesperadamente la forma de estrechar lazos con Pau, de una forma que escapa al raciocinio común. Los atisbos de la obsesión se dejan entrever paulatinamente hasta que ese amor-obsesión se desata por completo.

Muestra el autor una narrativa enriquecida, deleitable al leer, suave, pausada. Descriptiva en ocasiones, impulsiva en muchas otras. Cobran vital importancia los monólogos interiores, en peculiar forma de debate personal de los dos protagonistas.

El desarrollo de los personajes es profundo, sobre todo en matices psicológicos. Rafa Moya los conoce, sabe cómo son y cómo se comportan. Sus fantasmas, sus miedos, sus aspiraciones. Son tiernos y gélidos al mismo tiempo, algo frívolos, bondadosos y malvados. El egoísmo humano prima por momentos, escondido bajo el falso halo del altruismo que esconde el amor propio y el amor real por otra persona.

La novela está plagada de reflexiones y frases sobre la vida, sobre el mencionado amor, sobre el ser humano y sobre los errores cometidas que pueden convertirse en logros. Cuántas mentiras y cuántas verdades en una sola obra, tan urbana y tan realista, que es palpable, que es intensa, que se siente en el alma de lector que llevamos dentro.

Una novela bien desarrollada, con un ritmo adecuado, atrapante desde el primer momento. Rafa Moya se entretiene en ciertos pasajes, para ser ágil en otros, creando la sintonía perfecta. Una lectura a caballo entre la novela psicológica-intimo-negra que es imprescindible para los amantes de la literatura más indie, más personal. Más humana.